Fotografiar la luna es sencillo si se dispone del equipo necesario y de un día despejado.
Dónde y Cuándo:
Elegir un día despejado y preferentemente buscar un sitio sin demasiada contaminación lumínica.
Elige la máxima distancia focal
En esta foto en concreto son 300mm. También hay gente que utiliza telescopios y crea “artilugios” para unirlo con la cámara.
Enfoque
Este es uno de esos casos en los que usaremos el enfoque manual. Puesto que la Luna nos pilla “bastante lejos” lo pondremos en enfoque al infinito.
Tripode
Muy recomendable para evitar la trepidación, puesto que vamos a usar un teleobjetivo y además vamos a recortar mucho la fotografía.
ISO
Al mínimo, teníendo trípode podemos ponerla a 100.
Exposición
La cámara va a calcular una exposición teniendo en cuenta todo el cielo oscuro, por lo que la Luna saldría quemada si nos fiáramos de la medición automática. Es mejor ponernos en el modo M y jugar con las velocidades y diafragmas hasta que la exposición sea la correcta. Si conoces el “punto dulce” de tu objetivo utiliza ese diafragma, si no empieza por ejemplo en F8 y cambia las velocidades.
Disparar en RAW y Retocar
Siempre es mejor disparar en RAW para no perder información, pero en este caso si cabe más importante. Es posible que tengamos que hacer ajustes de nitidez, aplicar una máscara de enfoque, ajustar ligeramente la exposición, corregir la posible aberración cromática de la lente…
… Y está claro que recortar. Incluso con un zoom de 300mm la Luna sigue aparaciendo pequeña en nuestra pantalla, vais a necesitar recortarla bastante.
Si no queréis liaros mucho con los retoques, os recomiendo como siempre Lightroom, que es muy sencillo y rápido.
La Luna se Mueve
Veréis que si hacéis varias fotos sin cambiar el encuadre la luna va cambiando de posición en la composición 😉